Audiorrelato Andinoamericano: La Viuda de negro (Chile)
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Esta leyenda corresponde al folclore de la zona centro y sur del pueblo chileno. En la misma se relatan las cosas que puede hacer una mujer cuando su pena y dolor se transforma en odio.
La leyenda cuenta que hace muchos años atrás vivió una mujer que se dedicaba a la brujería. Esta se encontraba casada y vivía completamente enamorada de su esposo. Sin embargo, como la muerte no perdona a nadie, le había llegado la hora a este; quien luego de enfermar, murió, dejando hundida en una profunda tristeza y dolor a la viuda ya que terminada de perder al gran amor de su vida.
Nada pudiendo consolarla; enloqueció y finalmente, la bruja terminó muriendo. Sin embargo, su alma ya no acumulaba solo pena y dolor por la muerte de su ser querido sino también ahora estaba lleno de odio y deseo de venganza hacia todos los hombres, por lo que decidió hacer un pacto con el maligno, todo esto con el fin de aniquilarlos. A partir de ese momento, se había transformado en un oscuro y terrible espectro endemoniado con seductora apariencia.
Este terrible ente, esperaba en las noches oscuras a que aparezcan personas solitarias, usualmente que posean algún grado de alcohol en su sangre tanto que cabalguen o que conduzcan para primeramente atraerlas con sus irresistibles encantos y posteriormente atacarlas. Cuando este espectro observaba a un jinete cruzar por un lugar solitario, aprovechaba para desorientar al animal y trepar en sus ancas, convirtiéndose en la compañera final de cabalgata de su víctima guiando así tanto al jinete como animal por el precipicio más cercano desembocando en la muerte de ambos.
Por otra parte, se conoce que la viuda de negro no siempre estaba buscando venganza ya que en ocasiones también buscaba la compañía de hombres para pasar el rato, seduciéndolos con sus encantos. Luego de haber sido utilizados por esta mujer eran encontrados inconscientes, arañados y con las ropas descolocadas pero con vida.
Se comenta entre la gente de esos poblados que por las noches desde la rendija de la ventana la han alcanzado a ver deambulando por las calles con su largo vestido negro y quedan horrorizados al descubrir su rostro pálido y cadavérico de cuyas cuencas brillan intensamente unos ojos grandes y movedizos que parecen que se fueran a salir para perseguir a una nueva víctima.
